El Jefe de la Oposición Pedro Sánchez hace saltar por los aires la
"operación pelícano" y sentencia a muerte al
bipartidismo.
En el debate del estado de la nación del pasado mes de febrero, el Jefe
de la Oposición Pedro Sánchez ha hecho saltar por los aires la
"operación pelícano". Una operación que pretendía dotar a nuestro
sistema bipartidista de una aparente estabilidad del sistema político
que se había creado a lo largo de estos años de gobiernos alternativos
entre la UCD, el PSOE y después con el PP.
En julio de 2013 denunciamos desde esta red social que existía una
"operación pelícano" para garantizar la estabilidad de un bipartidismo
bajo sospechas de presuntas corrupciones políticas.
Poco después se advirtió que los apaños y componendas que se pudieron
haber hecho para dotar de una aparente estabilidad a nuestra democracia,
sin combatir la corrupción, tendrían consecuencias irreparables. Pues
bien, a pesar de los intentos que se hicieron para silenciar las voces
que se alzaban contra la corrupción, los españoles no perdonaron esa
infamia.
En las últimas elecciones al Parlamento de Europa, PP y PSOE perdieron
más de 5.000.000 de votos. Ése fue el castigo que recibió el
bipartidismo, pese a los esfuerzos que se han hecho para tapar la
corrupción de una casta privilegiada, blindada con más de 10.000 cargos
aforados e inmunes ante la Justicia ordinaria, reservada sólo para el
ciudadano corriente.
Entonces dijimos que el bipartidismo,
tal y como estaba concebido en España, ya no servía. Porque creaba leyes
que les protegía y dejaba al ciudadano corriente desprotegido ante la
voracidad de una casta de políticos inmunes. Esquilmando a impuestos a
todo viviente, aprobaba leyes restrictivas para las libertades de los
ciudadanos y sometía a la Administración de la Justicia mediante
procedimientos torticeros.
Ni desde el Gobierno ni desde la
Oposición, cómplice en muchos casos de la acción del Gobierno, se podía
gobernar así a España, por muchas "operaciones pelícano" que se pusieran
en marcha para garantizar la supervivencia de un bipartidismo que -con la
pretensión de dotar a nuestra democracia de una aparente estabilidad
política-, lo habían corrompido.
Si es cierto que el Presidente del Gobierno Sr. Rajoy y el Jefe de la
Oposición Sr. Rubalcaba se esforzaron con sus componendas y acuerdos
secretos para silenciar los asuntos de corrupción, dando la apariencia
de una estabilidad ficticia de nuestro sistema político, Pedro Sánchez
ha hecho saltar por los aires esta "operación pelícano" al denunciar la
financiación ilegal del PP durante su intervención en el debate del
estado de la nación de 24 y 25 de febrero de 2015.
Nadie duda de que el bipartidismo ha llegado a su fin, y ahora nos
encontraremos ante un escenario de enorme complejidad porque los
partidos hegemónicos se han acostumbrado a gozar de holgadas mayorías
que les ha permitido imponer, con la fuerza de sus votos, su santa
voluntad.
Hasta que nuestra democracia no goce de una auténtica separación de
poderes, como sucede en las sociedades avanzadas, será necesario que
todos los partidos se esfuercen en alcanzar acuerdos suficientes que
pemitan dotar a nuestra democracia de los instrumentos necesarios para
satisfacer las aspiraciones de todos, y podamos vivir en paz y armonía.


