Juan Antonio de Ybarra e Ybarra

1 de marzo de 2015

 

El Jefe de la Oposición Pedro Sánchez hace saltar por los aires la "operación pelícano" y sentencia a muerte al bipartidismo.

En el debate del estado de la nación del pasado mes de febrero, el Jefe de la Oposición Pedro Sánchez ha hecho saltar por los aires la "operación pelícano". Una operación que pretendía dotar a nuestro sistema bipartidista de una aparente estabilidad del sistema político que se había creado a lo largo de estos años de gobiernos alternativos entre la UCD, el PSOE y después con el PP.

En julio de 2013 denunciamos desde esta red social que existía una "operación pelícano" para garantizar la estabilidad de un bipartidismo bajo sospechas de presuntas corrupciones políticas.

Poco después se advirtió que los apaños y componendas que se pudieron haber hecho para dotar de una aparente estabilidad a nuestra democracia, sin combatir la corrupción, tendrían consecuencias irreparables. Pues bien, a pesar de los intentos que se hicieron para silenciar las voces que se alzaban contra la corrupción, los españoles no perdonaron esa infamia.

En las últimas elecciones al Parlamento de Europa, PP y PSOE perdieron más de 5.000.000 de votos. Ése fue el castigo que recibió el bipartidismo, pese a los esfuerzos que se han hecho para tapar la corrupción de una casta privilegiada, blindada con más de 10.000 cargos aforados e inmunes ante la Justicia ordinaria, reservada sólo para el ciudadano corriente.

Entonces dijimos que el bipartidismo, tal y como estaba concebido en España, ya no servía. Porque creaba leyes que les protegía y dejaba al ciudadano corriente desprotegido ante la voracidad de una casta de políticos inmunes. Esquilmando a impuestos a todo viviente, aprobaba leyes restrictivas para las libertades de los ciudadanos y sometía a la Administración de la Justicia mediante procedimientos torticeros.

Ni desde el Gobierno ni desde la Oposición, cómplice en muchos casos de la acción del Gobierno, se podía gobernar así a España, por muchas "operaciones pelícano" que se pusieran en marcha para garantizar la supervivencia de un bipartidismo que -con la pretensión de dotar a nuestra democracia de una aparente estabilidad política-, lo habían corrompido.

Si es cierto que el Presidente del Gobierno Sr. Rajoy y el Jefe de la Oposición Sr. Rubalcaba se esforzaron con sus componendas y acuerdos secretos para silenciar los asuntos de corrupción, dando la apariencia de una estabilidad ficticia de nuestro sistema político, Pedro Sánchez ha hecho saltar por los aires esta "operación pelícano" al denunciar la financiación ilegal del PP durante su intervención en el debate del estado de la nación de 24 y 25 de febrero de 2015.

Nadie duda de que el bipartidismo ha llegado a su fin, y ahora nos encontraremos ante un escenario de enorme complejidad porque los partidos hegemónicos se han acostumbrado a gozar de holgadas mayorías que les ha permitido imponer, con la fuerza de sus votos, su santa voluntad.

Hasta que nuestra democracia no goce de una auténtica separación de poderes, como sucede en las sociedades avanzadas, será necesario que todos los partidos se esfuercen en alcanzar acuerdos suficientes que pemitan dotar a nuestra democracia de los instrumentos necesarios para satisfacer las aspiraciones de todos, y podamos vivir en paz y armonía.